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P2 ENTREGA EJERCICIO II











MANIFIESTO


Somos alrededor de 8 miles de millones de personas en el mundo; 8 miles de millones de bocas que alimentar, por lo cual es lógico que la producción de alimentos sea una de nuestras mayores preocupaciones y que esta a la vez nos genere grandes problemas.

Como pasa en la mayoría de casos cuando hay una necesidad surge un negocio lucrativo para cubrirla.

En un primer momento nos lo venden como la salvación sagrada a nuestras dificultades y nosotros les creemos a pies
juntillas sin cuestionarnos los métodos que utilizan para alcanzar el fin.

El problema, la hambruna, la “solución”, la ganadería y agricultura intensiva.

Resulta obvio que este tipo de producción cubre con creces nuestras necesidades e incluso a veces las excede, sin embargo,provoca a su vez daños en la naturaleza.

Reduce la biodiversidad plantando un limitado número de especies vegetales; encarece la calidad del suelo por su uso excesivo; utiliza productos químicos contaminantes, es decir, pesticidas, para “proteger” de las plagas.

En definitiva, es una opción que a largo plazo desarrolla unos efectos adversos tan perjudiciales como el problema al que da solución.

Una vez entendido que no hay que quedarse con la opción más fácil y rápida de ejecutar sin antes sopesar todo lo que ella conlleva, también debemos darnos cuenta de cuando nos intentan hacer pasar por bueno algo que no lo es del todo realmente.

La agricultura extensiva se describe como un tipo de producción en oposición a la intensiva e incluso a veces se engloba dentro de la producción ecológica, por el hecho de no utilizar fertilizantes, pesticidas o cualquier técnica que maximice la producción.

Evidentemente esto la hace mucho más sostenible, sin embargo, acarrea una serie de inconvenientes que hacen dudar de si eso es del todo cierto.

Debido a que este tipo de cultivos se encuentran más expuestos a las inclemencias climáticas se acaba requiriendo de una mayor extensión de terreno, lo que culmina en menos zonas verdes realmente naturales, sino creadas por el ser humano.
Además, como consecuencia de no utilizar alta tecnología en el proceso, se precisa de una mayor mano de obra la cual no suele estar muy bien remunerada o incluso dependiendo del país en el que se practique, puede llegar a considerarse explotación.

A mi modo de verlo, lo más adecuado tanto para el medio ambiente como para nosotros, sería dividir esta producción ya sea de manera individualiza o comunitaria.

Intentar autoabastecernos creando pequeñas comunidades de vecinos cada cual, con sus propios huertos, de manera que la producción sería fácil de controlar por su pequeña escala, se cultivaría lo justo sin crear desperdicios y favoreceríamos el consumo local, eliminando todo tipo de transporte y logística ligado a ello.

Incluso entre las comunidades que estuvieran colindantes se podrían crear vínculos comerciales y sociales.

Sé que todavía estamos lejos de poder dar vida a algo parecido a lo que propongo, pero en realidad no se trata de crear un sistema nuevo, sino de recuperar las tradiciones que ya teníamos y que hemos ido perdiendo por culpa de encontrarnos dentro de una vorágine de desarrollo y tecnificación que nos nubla la conciencia y no nos deja ver más allá de ella.

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